Tengo
un hijo sin parirlo
que
es todo para mi
es
mi alegría y mi pena
es
mi razón de vivir
hoy
dedico este recuerdo
a
una sencilla mujer
que
se fue temprano al cielo
sin
ver su hijo crecer.
Su
hijo aunque muy pequeño
aun
conserva en su memoria
muchos
pequeños detalles
y
un pañuelillo de novia.
De
su madre es el pañuelo
y
lo tiene muy cuidado
y
una piedra con su nombre
en
un estuche guardo.
Y
se pone ha hablarme de ella
y
a mi se me abren las carnes
cuando
veo con la ternura
que
me habla de su madre.
La
pobre se fue muy joven
yo
de corazón lo siento
siempre la tengo presente
al
rezar cuando me acuesto.
Asomarte
amiga mía
a
la ventana del cielo
y
no dejes de velar
por
el hijo que tenemos.
Por
circunstancias especiales
nos
necesita a las dos
a
mi para que lo cuide
y
a ti para que intercedas
por
nuestro hijo ante dios.