lunes, 10 de octubre de 2011

DOS MADRES




En el calor del brasero
un día “sentaos” a la mesa,
mi hijo se puso hablarme
pues se sentía poeta.

Yo que le miro embobada y dije:
toca madera... y él fijo
y sin mas preámbulo
me contó de esta manera:

Soy un hombre afortunado
tengo más suerte que nadie
a pesar que de pequeño
Dios se llevó a mi madre.

Yo se que me quiso mucho
y me dejó con mis abuelos,
pero ella no dejó
de cuidarme desde el cielo.

Como digo
me quedé cuidado
por mis abuelos,
que fueron mi vida entera
pues los dos fueron muy buenos.

También me quedó mi padre,
que me dio mucho consuelo
pero me esperaba alguien,
que creo me la mando el cielo.

Le doy gracias al Señor
de noche, mañana y tarde
por haberme permitido,
 que desde el cielo y la tierra,
me hayan cuidado dos madres.


Juan José Cámara Hortal y Pepa García

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